Trombosis Hemorroidal

Trombosis hemorroidal

¿Qué es la trombosis hemorroidal?

Las hemorroides son dilataciones de los vasos sanguíneos que se encuentran en unas estructuras de tejido submucoso con forma de almohadillas en la zona recto-anal, y se producen por la inflamación de estas venas. Cuando se complican, pueden producirse coágulos sanguíneos (trombos) en el interior de la hemorroide y es entonces cuando puede darse la trombosis hemorroidal.

Hay tres tipos de trombosis hemorroidal:

  • Trombosis hemorroidal externa: Los trombos están localizados en las hemorroides externas. Es la más frecuente.
  • Trombosis hemorroidal interna: Los trombos se sitúan en las hemorroides internas, llegando a veces a sobresalir por el ano.
  • Trombosis hemorroidal mixta: Se da cuando coexisten la trombosis hemorroidal externa y la interna.

¿Por qué y cuándo se produce?

En la circulación sanguínea, las arterias transportan la sangre del corazón al resto de partes del cuerpo, aportando el oxígeno y los nutrientes necesarios para su correcto funcionamiento. Las venas son las encargadas de hacer el camino contrario, es decir, llevan la sangre de vuelta desde los tejidos hasta el corazón. En las zonas donde el oxígeno y los nutrientes pasan al tejido, las arterias y las venas son muy finas. Estos vasos sanguíneos finos se llaman capilares sanguíneos, y por ellos la sangre circula a menor velocidad y con muy poca presión. La zona ano-rectal tiene muchos capilares sanguíneos. Cuando se ejerce mucha presión física sobre la zona anal, y se padece de hemorroides, puede darse un aumento de la presión arterial, haciendo que el retorno venoso se haga cada vez más difícil y se puedan formar trombos hemorroidales.

Los motivos por los que puede haber un aumento de presión física sobre la zona y contribuir a la formación de trombos hemorroidales son diversos:

  • Hacer grandes esfuerzos para evacuar.
  • Estreñimiento.
  • Diarrea crónica.
  • Pasar mucho rato sentado, por ejemplo, en vehículos.
  • Alteraciones hormonales durante la menstruación o el embarazo.
  • Hacer grandes esfuerzos durante el parto.
  • Algunas enfermedades, como la cirrosis.
  • Dietas bajas en fibra.
  • Herencia /genética.

¿Cuáles son los síntomas de la trombosis hemorroidal?

Muchas veces, las hemorroides son asintomáticas y no se detectan hasta que se forma un trombo. Además del malestar y picor, el síntoma más característico de la trombosis hemorroidal es un dolor muy intenso y prolongado en la zona del ano y del recto. También puede llegar a haber sangrado si la hemorroide se fisura o se forma una úlcera. El trombo puede ir acompañado de un edema, que es una hinchazón del tejido causada por la acumulación de líquidos.

  • Los trombos hemorroidales externos son muy fáciles de detectar, ya que además de un dolor muy intenso, a simple vista se puede ver un bulto de color violáceo muy inflamado y de tacto duro. Si se siente alguno de estos síntomas y se nota un bulto de esas características, hay que acudir al médico para que indique el tratamiento más adecuado.
  • Por otro lado, los trombos hemorroidales internos son más inusuales y más difíciles de detectar. Ocasionalmente pueden sobresalir por el ano debido a un fenómeno llamado “prolapso”, pero normalmente se quedan dentro del conducto rectal y no es posible verlos a simple vista. El médico los diagnosticará mediante una exploración del recto.

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento de la trombosis hemorroidal dependerá del cuadro clínico. La mayoría de las veces acaba remitiendo de forma natural y desaparecen los síntomas.

Para ayudar a que desaparezca y evitar la aparición de otras hemorroides en el futuro, se recomienda:

  • Lavarse la zona anal con agua y jabón después de evacuar y durante las duchas.
  • Evitar realizar ejercicios que aumenten la presión en la zona afectada, como sentadillas, levantamiento de peso, ciclismo o equitación.
  • Llevar una dieta rica en fibra y beber muchos líquidos.
  • Realizar hidroterapia o baños de asiento.
  • No pasar mucho rato sentados.
  • Seguir un tratamiento farmacológico, como cremas hemorroidales, antiinflamatorios o analgésicos, para aliviar los síntomas y bajar la inflamación.

Si el trombo hemorroidal persiste, se procederá a la eliminación del trombo mediante una operación quirúrgica ambulatoria, que tiene una tasa de éxito muy elevada.

En resumen, los trombos son coágulos de sangre que se forman cuando las hemorroides se complican. El síntoma más característico es un dolor intenso y agudo, muchas veces acompañado de un bulto violáceo y duro, lo que facilita su detección. Los tratamientos son diversos, y en el caso de necesitar cirugía, se trata de una operación sencilla.


Fuentes

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